Vías pecuarias y Redes: narrativas del paisaje ibérico para un territorio socialmente construido. Esther Prada Llorente. ESNE. Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología, 28 de junio, Teruel.

 

El III Congreso Nacional de Vías Pecuarias y Trashumancia (Teruel, 27-29 de junio) recoge el testigo de los anteriores Congresos de Vías Pecuarias, realizados en Madrid en el año 2005 y en Cáceres en 2010. Aunque en esta edición, con buen criterio, se ha incorporado la trashumancia, pues no solo constituye la razón de ser de las vías pecuarias, sino que además su recuperación, defensa y mantenimiento será la salvaguarda de este gran patrimonio histórico y cultural, único en el mundo, que son las vías pecuarias. Asimismo, dicha actividad ganadera extensiva coadyuvará a cohesionar social y territorialmente pues bien gestionada y administrada, es decir, con una buena gobernanza puede ser un importante nicho de empleos, y portadora de grandes bondades ambientales: aumento de la biodiversidad, remisión del cambio climático, prevención de incendios…, los llamados servicios ecosistémicos. Sin olvidar, la actual multifuncionalidad de las vías pecuarias, y por supuesto a sus protagonistas: pastores y pastoras, ganaderos, ganaderas…

De todo ello se hablará en este III Congreso Nacional que se inicia con Esther I. Prada Llorente, doctora en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid, y una gran humanista, mediante una ponencia titulada: Vías pecuarias y Redes: narrativas del paisaje ibérico para un territorio socialmente construido. Dicha intervención, siguiendo un orden lógico, se integra en la sesión dedicada a las Vías Pecuarias y Trashumancia. Historia, delimitación, defensa de las VVPP, que desarrollará en la mañana del 28 de junio.

Se trata de una intervención muy gráfica en sintonía con su profesión, estilo y consecuentes publicaciones, que destacamos: Dibujando el paisaje que se va. Un modelo espacial del patrimonio agrario, donde la autora nos ilustra una cosmovisión muy vivida que fusiona naturaleza y cultura, un modelo antropológico que nos ancla a nuestras raíces. En general no somos conscientes de esa cosmovisión, y de ahí en gran parte, la actual crisis civilizatoria en que nos encontramos, y desde luego, la española, pues no se puede vivir de espaldas a lo que somos. España es una inspiración dada su gran diversidad cultural y biológica, que olvidamos, ignoramos, y, por ende, no cuidamos.

En concreto, la trashumancia y sus vías pecuarias las describirá en otra publicación con la ingeniosa expresión de “Paisajes de enlace”.

Y, en cualquier caso, Esther Prada, en el III Congreso Nacional, nos mostrará un paisaje colectivo omnicomprensivo –el territorio, la toponimia, el lenguaje, la arquitectura tradicional, los usos, etc.- que proporciona a las personas sentimientos de identidad y arraigo por actividades cotidianas, que coincide con la actual caracterización paisajística del Convenio Europeo del paisaje del 2000, como un concepto subjetivo, social y dinámico, destacando su carácter de bien público.

Su ponencia será una buena oportunidad para mostrar la importancia de la cultura conservacionista y su paisaje; de conciliar las múltiples diversidades: rural/urbano, trabajos manuales/intelectuales, de género, etc.; y para volver -desde lo local y con más sabiduría- a un modelo de producción que cohesiona social y territorialmente, en realidad, a un modelo de vida, de “buen vivir” para todos.